«Los amigos de lo ajeno no distinguen entre gente buena o mala, rica o pobre, sólo quieren llevarse algo para después venderlo y pasarlo bien». Así de resignada se mostraba Carmen Figueroa del Club Inclusivo Arco Trasno tras los dos robos que sufrieron en menos de una semana en el campo de fútbol de Amorín, Tomiño, donde entrenan y realizan competiciones.
La Comunidad de Montes de Amorín cedió de forma exclusiva en abril de 2021 las instalaciones al Club tomiñés. «Los terrenos llevaban más de 10 años sin actividad y nosotros lo rehabilitamos. Cambiamos el vallado, desbrozamos, podamos árboles, reparamos la cantina que le entraba agua y la pintamos. Unos trabajos en los que gastamos unos 10.000 euros en mano de obra y materiales. Afortunadamente, el Concello nos dio una ayuda de 3.000 euros«, asegura Carmen Figueroa.
Tras la rehabilitación, 15 personas del Club Inclusivo Arco Trasno de Tomiño entrenan casi todos los días en el campo de fútbol. «Tenemos cinco personas con diferentes discapacidades que entrenan aquí y lo usan como terapia. Ese fue el principal motivo por el que creamos el Club, para fomentar el deporte a personas con discapacidad, y ahora, después de todo el trabajo que pasamos y el dinero que gastamos, nos entran a robar dos veces. Estamos desolados porque somos un club muy pobre», afirma.
Creen que el primer robo debió ocurrir el pasado jueves 25 de enero. Miembros del Club acudían el viernes a realizar trabajos de mantenimiento cuando se encontraron con diferentes desperfectos en las instalaciones. «Se llevaron 400 metros lineales de tela sombreadora que está valorada en 680 euros. Además, tuvimos que gastar 350 euros en reponer la alambrada y varios bloques que rompieron los ladrones al entrar», explica Carmen.
El segundo de los robos ocurrió tan sólo cinco días después, en la madrugada del martes para el miércoles. «Nos encontramos la puerta de la cantina reventada. Arrancaron la chapa de la puerta con una pata de cabra. Entraron y robaron diferentes objetos, maquinaria y una caja de herramientas con material, todo ello valorado en unos 1.000 euros, a los que hay que sumar 500 euros más de la reparación de los desperfecto que provocaron, ya que entraron por el mismo sitio«, asegura.
Estos robos, que ya investiga la Guardia Civil, además de la importante cuantía económica que han desembolsado, les perjudica a la hora de realizar los entrenamientos. «Al no tener esa tela, y por medidas de seguridad, sólo podemos usar el centro del campo. A pesar de todo esto, seguiremos realizando nuestra actividad en las instalaciones«, finaliza Carmen Figueroa.