ALFREDO // Dinos con la botella en la mano en la costa de Mougás

No hay dos sin tres. Eso es lo que Secundino Vicente Refojos comenta con sus allegados después de que el pasado jueves 16 de noviembre encontrase en el mar una botella con un mensaje dentro. Lo curioso de esta historia, es que esta es la tercera vez que este vecino de Mougás, en Oia, le ocurre lo mismo.

Secundino, Dinos como lo conocen sus amigos, suele dar largos paseos por las piedras del mar. En uno de esas caminatas encontró junto a su hermana una botella de plástico con una carta de una familia de Canadá con la que aún mantienen relación. Era el 6 de diciembre del 2006.

17 años después, el 21 de enero de esta año, la casualidad quiso que Dinos encontrase en las piedras de su querido Océano Atlántico, el que tantas mañanas le acompaña en sus largos paseos, otra botella con un mensaje muy especial en su interior. Fue en el lugar de A Centinela, en As Mariñas.

Era una pequeña botella de whisky recubierta con espuma de poliuretano verde para protegerla de golpes, y envuelta con un billete de dos dólares y un pequeño papel, ambos plastificados. «Procedía de Atlanta, Georgia (USA), con un mensaje que ponía en inglés “ábreme”. En su interior había otro mensaje, además de un pequeño tubo de plástico trasparente de unos 5 cm con un tapón en cada punta. Eran las cenizas de una persona que estuvieron surcando los mares casi tres años», explicaba por entonces este vecino de Mougás de 59 años.

El manuscrito hacía referencia a «Paul Nichols», un joven surfista de Cocoa Beach, Florida,  que falleció a los 35 años y que era «una persona feliz enamorada de la gente». Al parecer, según relataba la carta, tras fallecer lo incineraron y como última voluntad quiso que se esparcieran sus cenizas al mar en el lugar donde se localizase cada botella. «Así que fue lo que hice. Ahora, parte de sus restos ya descansan en la costa de Oia», decía por entonces Dinos.

El pasado 16 de noviembre la historia se volvía a repetir. Dinos hallaba en la zona de As Lagoas, Mougás, una botella de cristal verde de litro y medio y con un tapón de corcho. «Al fijarme vi que tenía algo dentro. Eran cinco monedas de un centavo cada una y dos papeles, lo que pasa es que estaban mojados y muy deteriorados. Los llevé para casa para secarlos y separarlos, aunque fue una operación un poco complicada», señala.

Tras varios días recomponiendo la carta, al final se podía leer que procedía de Cuba y que fuera escrita el 20 de agostos del 2022 por Eunice Moreno Díaz, una mujer que le pedía a la Virgen Yemayá que protegiera a su familia, la cual había partido de la Isla hacía Estados Unidos en busca de una vida mejor.

«Le pedía a la Virgen que protegiera y acompañase a sus hijos, a sus parejas, y, especialmente, a sus dos nietos, Carolina y Luciano. También le imploraba misericordia y bienestar por ellos y que la travesía hacia EE.UU. fuese segura y lo más rápido posible, además de que no pasasen ni hambre, ni sed, ni frío», apunta Dinos, con los trozos de la carta sobre una mesa de madera de su jardín.

Esta botella recorrió más de 6.700 kilómetros en casi año y medio. «Tiró la botella al mar con el mensaje y cinco monedas de un centavo porque es una ofrenda a la Virgen Yemayá, (madre de todos los seres vivos, la reina del amor por excelencia y la dueña de los siete mares) y allí volverá, porque como es una ofrenda la arrogaré al mar de nuevo«, finaliza Dinos, quien ya está pensando que mensaje contendrá la próxima botella que encuentre.

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