ALFREDO // Algunos de los afectados en la "Rúa Concepción Arenal"

La peatonalización de la calle Concepción Arenal ha convertido el centro urbano de A Guarda en un jeroglífico insalvable para la clientela de los establecimientos comerciales y hosteleros ubicados desde esta avenida hasta el puerto.

Aseguran que son más de un centenar los afectados por unas obras cuyo impacto económico y social ya se está dejando ver. Varios empresarios hablan de pérdidas de hasta un 50 % en las ventas, hay restaurantes que han tenido que despedir a personal y comercios veteranos que auguran un futuro incierto si no se consensua una solución. No están en contra de la peatonalización pero advierten de que si no hay clientes en la calle y el comercio cae, habrá un efecto dominó de consecuencias impredecibles «porque, a día de hoy somos el potencial de A Guarda». Así lo considera Delia Brandón, presidenta de la asociación de comerciantes do Mercado do Reló. “No estamos en contra de ninguna peatonalización, pero se hizo sin planificación, ni señalización ni información alguna. La gente no sabe por dónde entrar ni salir y entonces se van”, afirma.

Los afectados ya han recogido más de 600 firmas y se han organizado para acudir al pleno del lunes 30 de septiembre, a las ocho de la tarde, para reclamar una solución. “Los clientes bajaron un 20 % en un año, la gente no puede llegar hasta aquí, especialmente las personas mayores y ni se diferencia la zona de carretera de las aceras”, manifiesta Carlos López Sobrino, de la farmacia de la Plaza de San Benito. “Levamos un ano en picado. As ventas baixaron case a metade dende o setembro pasado, non sei que vai pasar”, apunta Ignacio Lomba, con 37 años de experiencia en la Librería Atlántica. “Levamos aquí 22 anos e advertíndollo o Concello hai moito. Hai xente que deixa de vir porque non ten onde aparcar e non van ir cargados ata os lugares habilitados porque os clientes diarios precisan axilidade”, señala Ana Fernández. Las pérdidas en algunos negocios son ya inasumibles. “O meu home ten una tenda de electrodoméstico e perdeu 35.000 euros en dous trimestres, porque moita xente deixa de vir a A Guarda. Nas cidades nas que o centro é peatonal hai aparcamentos, sexan soterrados de pago ou como sexa, pero  o centro é onde está a maior parte do comercio aquí e hai que darlle unha saída”, indica esta empresaria.

Además de la falta de aparcamiento y con las únicas plazas habilitadas en zonas alejadas desde las que los clientes no acceden con facilidad a los servicios, los afectados lamentan la falta de claridad en la señalización. Esto provoca que, a diario, haya personas incluso del mismo pueblo, sostienen, que no consiguen llegar a su destino. “A la última excursión fuimos a esperarla a la Alameda porque ni sabían llegar al puerto. Al dar la vuelta, detrás de la depuradora, las ruedas del autobús quedaron literalmente en el aire”, recuerda en el restaurante Maruxía Emilia Vicente. Afirma que tiene también un vídeo de otro cliente “que casi se cae al mar en la zona de la Atalaya”. “La gente se pierde y no llega ni siquiera preguntando a los de aquí, la calle Concepción Arenal es una carretera que hizo Mariano Ordóñez para llegar al puerto, no una calle y nosotros este verano perdimos la mitad de los clientes”, argumenta.

“Nosotros tuvimos que despedir a tres personas por las pérdidas de más del 50 %. Si esto sigue así tendremos que cerrar el piso de arriba del restaurante”, confirma Mercedes González, del Riveiriña. Loren García, del Trasmallo, se manifiesta en la misma línea. “Nós perderiamos un 15 % de clientes directos pero, entre os que non chegaron e os que o fixeron descontentos, afectounos ó 60 %, porque chegan enfadados e xa non volven. Hai moita xente que vén a A Guarda só por comer pero, se isto non se soluciona vai haber peches, estamos a afogar”, indica Loren. Vive a diario el problema de las cancelaciones. “Teño clientes que tiñan reserva para as dúas e que, chaman media hora despois para dicir que non foron quen de chegar e que marcharon para Baiona ou Portugal”, insiste advirtiendo de que “o cliente é fiel, especialmente os portugueses e como lle poñas trabas xa non volven”.

Moitas persoas chegan ás tendas pola ubicación de Google. Chegan a Pacífico Rodríguez, que é por onde se baixa e atópanse cun sinal tapado cunha bolsa do lixo e ó non topar a entrada ó porto, marchan”, aseguran. “La pérdida de las ventas es del 50 % porque la gente no sabe llegar a los sitios. Yo tengo clientes que me llaman y me dicen que no dan con el lugar y que volverán cuando acaben las obras, pese a que ya no hay”, apunta Delia Brandón, augurando un futuro muy negro. “Se isto segue así quedarán as rúas bonitas pero sen clientes”, considera.

Los propios transportistas manifiestan su malestar. “Esto está muy mal. Hay que bajar por la depuradora y, si te fallan los frenos te vas al mar. Es peligroso al bajar pero también al subir porque la salida es muy mala”, valora Manuel Costas, que lleva cuarenta años haciendo transportes en la zona. También entre los veteranos está Antonio Ferreira Álvarez, de Autoservicio La Marina. “Xa perdemos un 25 % dos clientes porque a xente non pode nin parar porque, senón, a Policía xa os multan. Levamos aquí coarenta anos pero isto perxudícanos a todos”, afirma. Loli, de la plaza de abastos, también confirma que enfrenta uno de los peores resultados.