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El Mecalia Atlético Guardés dice adiós al título liguero por apenas un gol. Tras un disputadísimo encuentro en A Sangriña, las de Ana Seabra vencieron por tres tantos de ventaja a un Atticgo Balonmano Elche en su mejor forma, pero se quedaron a las puertas de llegar a los cuatro que necesitaban para lograr el pase a la final por el título (23-20; 45-46 el global).

El equipo de A Guarda ofreció una dura pelea durante todo el encuentro y llegó a ostentar hasta cinco goles de diferencia, pero los fallos en el lanzamiento a portería y la defensa implacable de la red por parte de Nicole Morales le impidieron crecer mucho más y asegurar la diferencia el tiempo suficiente como para conseguir clasificarse.

O Inferno dice así adiós a una magnífica temporada en la que las suyas lograron el liderato de la liga regular tras mantenerlo durante prácticamente todo el curso, pero en la que también se quedan sin opciones para el título contra el quinto clasificado debido a la dinámica de la competición.

El Elche fue el encargado de abrir el marcador, con un cañonazo de Kelly Rosa que entró en la red de Míriam Sempere al primer minuto de juego. El Guardés ofreció una defensa absolutamente férrea desde que salió a la pista, lo que obligó al conjunto ilicitano a perder el balón en más de una ocasión y dejó el encuentro en tablas al término del primer parcial (1-1, min. 5).

El ritmo del partido era frenético ya desde aquellos primeros compases. Ambos equipos estaban demostrando su mejor juego, con la defensa y el ataque guardeses perfectamente coordinados y la protección de la portería alicantina completamente implacable por parte de Nicole Morales. Poco después, se repetía el empate (2-2, min. 7). El marcador bajo podría beneficiar al Guardés, ya que en caso de igualarse el global la eliminatoria se decidiría de nuevo por el número de goles a domicilio, pero las de Ana Seabra necesitaban encontrar un punto extra que les permitiese crecer en un marcador que, por el momento, su rival seguía liderando (2-3, min. 10).

A partir de este momento, el equipo preparado por Joaquín Rocamora comenzó a cometer varios fallos seguidos. Las pérdidas de balón y las faltas en la escuadra ilicitana dieron poder al anfitrión en varias ocasiones, si bien es cierto que este no conseguía, por lo de ahora, transformar su superioridad en el resultado, en gran medida frenado por una Nicole Morales que acumulaba ya cinco paradas.

Poco después de ecuador de esta primera mitad, sin embargo, las locales encontraron la forma de desbloquear la puerta contraria y lo transformaron en la mayor superioridad en el marcador a su favor hasta ahora, con la mano de Cristina Cifuentes primero y de Elena Amores justo después (7-5, min. 17). Fue entonces cuando el técnico visitante solicitó el tiempo muerto, con la intención de frenar la crecida local.

Y pareció lograrlo, pues el Elche pudo comenzar a recuperarse gracias a una Kelly Rosa tan imparable como viene demostrando toda la eliminatoria, y el Guardés vio reducida su renta a 10 minutos para el descanso (7-6, min. 20). Pero las de Ana Seabra sacaron su mejor juego a relucir y no solo consiguieron recuperar la ventaja, sino que llegó a ampliarla y dar esperanzas al pabellón de A Sangriña a fala de un último parcial para a mitad del encuentro (10-7, min. 25).

En los minutos siguientes, sin embargo, el Mecalia pecó de varios errores en el lanzamiento que le impidieron crecer, y tanto Rosa como Morales siguieron haciendo de las suyas en la línea rival. Así, el Elche logró tener una última palabra y tras un parcial de 0-2 a su favor, ambos equipos se fueron a los vestuarios con la distancia mínima en el marcador (10-9, min. 30). El Guardés debía trabajar su ataque si quería tener opciones de estar en la final por el título.

Nada más reanudarse el encuentro, las anfitrionas tuvieron dos oportunidades más de seguir creciendo, frenadas en ambos casos por las manos de la guardameta ilicitana. A la tercera fue la vencida, y María Palomo transformó una pérdida visitante para volver a poner a las suyas dos goles por delante. La pivote madrileña fue la encargada de materializar el siguiente ataque, y el Guardés recuperaba así la máxima ventaja nada más comenzar la segunda mitad del partido (12-9, min. 35). Todavía creía en la remontada O Inferno de A Sangriña.

También Míriam Sempere entró en juego y, si ya había sido vital para limitar las posibilidades del Elche en la primera parte, salió a la pista decidida a que nada entrase en su red. La portera del Mecalia acumulaba en este momento ya 11 paradas, que impulsaron a las suyas a conseguir por fin la ventaja necesaria, si se mantenía el marcador rival por debajo de los 22 goles, para hacerse un hueco en la última lucha por la Liga (13-9, min. 40). Joaquín Rocamora volvió a solicitar el tiempo muerto: sus jugadoras todavía no habían logrado marcar desde la vuelta de los vestuarios.

La remontada guardesa comenzaba a hacerse realidad. Pauli Fernández volvió a anotar desde la línea de ataque y el calor de O Inferno aumentó todavía más, aunque se calmó momentáneamente por un acierto rival desde los siete metros (14-10, min. 43), que suponía la primera vez que el Elche anotaba en esta segunda parte.

Y a partir de entonces despertaron las visitantes, que encontraron el camino hacia la red de Sempere una vez más y firmaron un parcial 2-2 que recordaba al Guardés que no podía relajarse. Poco después de sobrepasar el ecuador de esta segunda mitad, el equipo dirigido por Rocamora volvía a tomar el liderato en la eliminatoria (15-12, min. 46).

Las de Ana Seabra peleaban ahora cada balón como si les fuera la vida en ello. Pero consciente de un bloqueo que duraba ya algunos minutos y de que no había tiempo que perder, la técnica de A Sangriña solicitó el tiempo muerto.

Restaban algo más de 10 minutos de partido que serían de todo o nada para el Guardés. El Elche confirmaba su reaparición y defendía ahora con uñas y dientes, aupado de nuevo por una Nicole Morales que repetía como estrella de su equipo una vez más y sumaba ya la friolera de 16 paradas. Algo parecía estar fallando además entre las filas del equipo local, pues en un abrir y cerrar de ojos las visitantes se ventilaron un parcial 0-4 que volvía a encomendar al Mecalia a la remontada (15-14, min. 50). Estaba claro que no había dicho la última palabra el equipo ilicitano.

El partido se convirtió en un contragolpe constante, con las de Ana Seabra llevando la delantera ante un rival que había salido de su letargo y ahora sí lograba responder. No solo luchaba ahora contra el reloj el Guardés, que debía recuperar la renta de cuatro goles por todo lo alto. A falta de cinco minutos para el final, la misión era recuperar dos aciertos y seguir cerrando en banda la barrera defensiva (19-17, min. 55).

Los compases finales fueron de infarto, como ya los acostumbra a vivir O Inferno esta temporada. El Elche siguió peleando y complicó a las locales la faena, sobre la que parecían desvanecerse todas las esperanzas hasta que Ceci Cacheda marcó el primero de los goles necesarios a falta de algo más de dos minutos para el final (22-19, min. 58). Poco después María Palomo remató la faena, y el Guardés ya solo debería mantener la ventaja en los treinta segundos que restaban de cronómetro (23-19, min. 59).

Pero la cosa se complicó, y de qué manera. En la última jugada a su favor el equipo ilicitano forzó los siete metros y Vanessa Rubio lo encajó al costado de Míriam Sempere. De repente, el Mecalia volvía a quedarse fuera de la final y solamente tenía diez segundos para responder si no quería darlo todo por perdido.

Tras una confusión momentánea con el cronómetro y el marcador, las de Ana Seabra emprendieron la jugada definitiva. Pero no pudo ser, ya que se la enviaron a una Ania Ramos que lo intentó desde el extremo a brazo cambiado y se las vio, de nuevo, con una Nicole Morales que tampoco dejó de estar acertada en el momento clave. Nadie podía creérselo en A Sangriña, pero el tiempo de agotó y el Guardés se quedaba fuera de la final por apenas un gol (23-20, final; 46-45 el global) y ponía fin así a una temporada que hizo soñar a toda A Guarda, pero en la que la regularidad y el trabajo de todo un año no fueron suficientes debido a la dinámica de la competición.

Crónica: Elena García