El Mecalia Atlético Guardés firmó este sábado su segunda victoria en la segunda jornada de la temporada, sacando músculo frente a un Club Balonmano Morvedre que jugaba en casa por primera vez desde su vuelta a la categoría. Aunque las de Ana Seabra parecían no encontrar su lugar en un principio, las de Sagunto vieron desaparecer su sueño de crecerse ante su afición cuando el Guardés comenzó a mostrar superioridad a partir de la mitad del primer tiempo, cuando prácticamente ya no volvió a estar por detrás en el marcador.

El partido comenzó con un ritmo más bien pausado, con tan sólo tres goles en los primeros cinco minutos (2-1), pero la tensión no se hizo esperar. El Morvedre entró al René Marigil pisando fuerte, proponiendo un ataque agresivo y muy activo, acompañado por un muro infranqueable en la portería local. Al Mecalia le costó entrar al partido, y una defensa desconcentrada junto con varios errores en los lanzamientos a puerta le impedían recuperarse de la ventaja de las de Manu Etayo.

No fue hasta la mitad del primer tiempo cuando el encuentro parecía estar más igualado, con un Guardés que comenzaba a encontrar su sitio y sabía contestar al ataque de las valencianas, logrando ponerse por primera vez por delante (7-8, min. 15). La tónica se mantuvo, con los goles llegando a cuentagotas a una y otra portería, destacando especialmente el acierto en el lanzamiento de la local Viktoria Zsembery, pero con las de Ana Seabra consiguiendo liderar el marcador por la mínima.

Para el minuto 20, el ataque del Morvedre comenzaba a perder fuelle y dejaba entrever huecos en su barrera defensiva que las de A Guarda supieron aprovechar, pero sin crear todavía una distancia segura a su favor (9-11). El ataque guardés siguió creciendo, y apadrinado por las paradas de Míriam Sempere, fue responsable de que la superioridad de las visitantes estuviese más que afianzada para los últimos minutos de este primer tiempo. El Mecalia lo dio todo a partir del 25, y un brillante parcial de 3-8 a su favor hizo que el encuentro fuese al descanso con una de las máximas diferencias en el marcador hasta entonces (12-19).

La segunda parte del partido comenzó con el mismo tono, con un Guardés que volvía a hacerse grande marcando otros dos goles en el primer minuto. Todo parecía sencillo para las visitantes, que se crecían ante un Morvedre despistado y que no lograba encontrar el acierto ni la fuerza defensiva con la que había inaugurado el partido. Tan sólo un gol por parte de las de Sagunto en este inicio de la segunda parte permitió al Mecalia firmar hasta 12 tantos de diferencia (13-25, min. 37).

Logró responder entonces Morvedre con dos nuevos aciertos de Zsembery, uno de ellos desde los siete metros, que por un momento parecían poder modificar la dinámica del encuentro. Las locales no se rendían y seguían manteniendo la presión pese al reto que el Guardés les había puesto por delante. Y aunque el flujo de goles visitantes disminuyó, la firme barrera de Míriam Sempere impidió que las de Manu Etayo hiciesen peligrar el liderato guardés en el marcador para cuando llegó la mitad de la segunda parte (17-26).

Frente a un resultado que revelaba un partido casi decidido, la tensión fue más que palpable en los últimos 15 minutos del partido, a cargo de una afición del René Marigil que celebraba cada pequeña crecida del Morvedre. Se trataba del primer encuentro como anfitrión de las locales de regreso en la primera categoría, después de haber descendido en 2022, y los ánimos reflejaban toda la expectación en el ambiente.

Pero los ánimos y las ganas no fueron suficientes. Aunque el equipo de Sagunto supo sufrir, la veteranía del Mecalia no fallaba, y el equilibrio entre un ataque agresivo y una defensa atenta y cerrada impidieron que la ilusión de remontada local se hiciese realidad.

A pesar de que el anfitrión sumó hasta 13 goles en este segundo tiempo, las de Ana Seabra contestaban cada jugada y supieron mantener el ritmo hasta cerrar el partido nueve tantos por delante, manteniendo así la superioridad que habían demostrado desde que salieron al descanso (25-34).

Crónica: Elena García Núñez