La gran joya arqueológica de Nigrán, el mosaico romano de Panxón, forma parte ya del patrimonio municipal del Concello de Nigrán tras más de 20 años de exilio. La pieza fue recepcionada hoy por el alcalde, Juan González, en un acto oficial en la galería Colnaghi de Madrid al que también asistió Gonzalo Fernández-Turégano, vicepresidente de la asociación constituida en 2019 para su repatriación, y otros representantes de dicha entidad.

Llega a su fin una epopeya que comenzó en enero de 2022 en la galería Carlton Hobbs de New York, cuando embarcó hacia su sucursal en Londres, donde permaneció más de un año paralizado por la burocracia extra del Brexit y, al fin, llegó a Madrid el pasado 28 de noviembre. Allí, en la céntrica galería Colnaghi, entre Sorollas, Zuloagas y un Caravaggio, permaneció expuesto hasta hoy, que volvió a embalarse para emprender el retorno definitivo a su hogar, Nigrán.

En el acto, el alcalde agasajó a la Galería Colnaghi y a la Asociación con sendas piezas de granito grabadas con las figuras del mosaico. “Es un día de inmensa felicidad para Nigrán, me atrevo a decir que su recuperación es un hito cultural sin precedentes en nuestra localidad. El valor histórico es incalculable y pasará a ser un emblema con el que se identifique en toda España nuestro municipio. La ciudadanía va a ser plenamente consciente del logro cuando tenga el lujo de poder observarlo de cerca”, considera González, quien avanza que emprende el retorno a Nigrán el miércoles 22 en un transporte especial que se demorará días y, tras su llegada, será expuesto durante dos meses en el Salón de Plenos del Concello (finalmente se descarta el molino de Porto do Molle por razones de seguridad) acompañado por una musealización realizada por Árbore Arqueoloxía.

Transcurrido ese tiempo se le buscará una ubicación definitiva en un espacio público, previsiblemente la Biblioteca Municipal. La pieza, de un metro cuadrado y embutido en una mesa hecha en el siglo XIX al efecto de preservarlo, es el único fragmento que se conserva de un mosaico que se sabe mucho mayor.

Esté trozo se conserva intacto y representa magistralmente mediante coloridas teselas de mármol fauna marina, destacado un colosal pescado de 67 cm (uno mújel) y una pareja de almejas, un tema único en los hallazgos de toda el área metropolitana. “Es impresionante, está perfectísimamente conservado, llama la atención su color, la precisión y el detalle, emociona verlo de cerca”, subraya el alcalde sobre este mosaico desaparecido durante casi veinte años tras perdérsele la pista después de una subasta pública en el año 2000 en la Galería Castellana de Madrid y reaparecer en el año 2018 a la venta en el catálogo de la casa Carlton Hobbs de New York.

Desde ese momento, el Concello de Nigrán puso en marcha el engranaje para recuperarlo y a partir de 2019 de la mano de Gonzalo Fernández-Turégano, oriundo de A Ramallosa y quien constituye la Asociación para la Repatriación del Mosaico Romano de Panxón con el fin de agilizar los trámites. Así, el Concello de Nigrán aportó a esta entidad 40.000 € de los 58.000 € que costó su compra con la condición indispensable de que pasara a formar parte del patrimonio municipal y, como tal, se expusiera en un espacio público de la localidad.

En el salón de Plenos estará acompañado de información y fotografías a gran resolución de otros hallazgos arqueológicos en Panxón e incluso de piezas encontradas en el derribo natural que se produjo sobre la Praia da Madorra en enero de 2023. Además, se realizarán visitas guiadas y talleres.

Formaba parte de una villa romana

Este mosaico fue documentado al por menor en los años 70 por el prestigioso arqueólogo Fernando Acuña Castroviejo, quien en su artículo  “De nuevo sobre el Mosaico de Panxón y otras nuevas sobre la Musivaria en la Gallaecia” relata su importancia y sus vicisitudes. Así, según él mismo expone, gracias a manuscritos del siglo XIX entregados por Xosé María Álvarez Blázquez, se sabe que la pieza apareció “en el sitio llamado el Castro” de Panxón perteneciendo primeramente a “Dª Umbelina González Lavandeira, viuda de él Sr. De Puga”, quien lo tenía “en su casa de campo de la parroquia de S. Juan de Panxón” (los historiadores coinciden en que en esta zona existía una importante villa en el Bajo Imperio Romano, ya que también aparecieron ánforas, monedas, un ara a Mercurio…).

En principio, el fragmento de mosaico encontrado era más grande, pero como lo tenían por la finca tirado, se le fueron rompiendo partes, por lo que finalmente los dueños optaron por usarlo para hacer una mesa. El escrito del s. XIX dice así: “… está sirviendo de cubierta de una mesa con el objeto de que no se estropease porque según me dijeron era mayor y como estuviese tirado se iba destrozando, y para evitar su total desaparición han hecho aquella dándole la forma de cajón embutiendo en ella el mosaico siendo este de un metro cuadrado y 20 cm de espesor…”.

Hacia finales del siglo XIX el mosaico (es decir, la mesa con el mosaico) pasa a formar parte de la colección Blanco-Cicerón (mediante compra), donde parece que se conserva durante todo el siglo XX. En el año 2000 aparece para ser subastado en la Galería Castellana de Madrid: lote nº 664 “mesa con mosaico romano”, desapareciendo hasta el año 2018, cuando reaparece a la venta en el catálogo de la casa Carlton Hobbs y comienza su epopeya de regreso a casa que ahora llega a su ansiado fin.