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Se acerca el último domingo de marzo y con él, el cambio de hora. La madrugada del día 30 adelantaremos el reloj una hora, es decir, que a las dos de la madrugada tendremos que poner las agujas en las tres, con lo que comenzará el horario de verano.

De esta manera, el país cumple con la directiva europea del año 2000 que afecta, sin excepción, a todos los Estados miembros de la Unión Europea.

La modificación horaria de primavera se aplica en todos los países de la Unión Europea (UE), con la intención de ajustar la jornada laboral a las horas de luz natural. A partir del domingo amanecerá y anochecerá más tarde.

Normalmente, los cambios de hora afectan directamente en los biorritmos de cada persona. Durante los primeros días, nos solemos sentir cansados, fácilmente irritables e incluso, es posible que suframos falta de concentración o trastornos del hambre. Durante la jornada laboral, estaremos más cansados de lo habitual, más susceptibles y nos costará concentrarnos en nuestras tareas.