El joven rosaleiro Igor Álvarez, de 11 años de edad, recogió esta mañana en A Guarda el premio que le acredita como flamante ganador de la tercera edición del Concurso de Relatos “Homes e Mulleres do Mar”. Álvarez conquistó al jurado con el texto “O soño de Uxío”, que relata un episodio de la vida de un chaval de su misma edad, hijo y nieto de pescadores.
El jurado, compuesto por los escritores Francisco Castro y Sonia Mirón, y la filóloga Fátima Pérez Sobrino, no lo tuvo fácil a la hora de elegir un ganador entre la treintena de trabajos presentados por niños de entre 10 y 12 años estudiantes de colegios de A Guarda, O Rosal, Porriño, Tui y Tomiño. La calidad de los relatos, según explicó esta mañana en la entrega de premios el presidente de la Organización de Palangreros Guardeses (Orpagu), Joaquín Cadilla, sorprendió gratamente a los encargados de seleccionar los mejores trabajos de este año.
Cadilla agradeció la colaboración de la editorial Galaxia, representada en el acto por su director general, Francisco Castro, y la de las otras dos miembros del jurado “por su profesionalidad y entrega a la hora de
colaborar con esta iniciativa”. El presidente de Orpagu explicó a los asistentes al acto el doble objetivo del concurso: “Promocionar la literatura gallega e iniciar a los más pequeños en el mundo literario”.
Por su parte, Francisco Castro, celebró la gran cantidad de trabajos que se presentaron al certamen, «fue algo que nos sorprendió muchísimo al jurado, al igual que la calidad de los relatos». En este sentido, el director de Galaxia señaló que «si ya es difícil escribir un relato, introducir, además, una temática determinada, lo dificulta aún más». Castro felicitó a todos los participantes por el alto nivel de los originales presentados y destacó la unanimidad del jurado a la hora de elegir el relato ganador.
Además de Igor Álvarez, que se llevó un premio consistente en una Tablet y un lote de libros de la Editorial Galaxia, el resto de los participantes, un total de 28, fueron obsequiados con un diploma y una insignia de la Organización de Palangreros Guardeses.
Tras los discursos y la entrega de distinciones, niños, familiares, armadores y miembros del jurado disfrutaron de un aperitivo en la sede de Orpagu, en A Guarda.