El 4 de noviembre de 1999 nacía en Vigo la Fundación Érguete-Integración, bajo la tutela de una de las más relevantes figuras de la lucha contra el narcotráfico y la defensa de los derechos de las personas drogodependientes en nuestro país: Carmen Avendaño quien, junto a otras valientes madres, habían convencido a una sociedad entera de la necesidad de cambiar la visión sobre una problemática que estaba destruyendo la vida de miles de jóvenes y de sus familias.
Se trató, desde un inicio, de un proyecto tremendamente ilusionante, que pretendía buscar una salida digna a aquellas personas que, tras pasar por otras entidades para abandonar el consumo de drogas, veían como las puertas del mercado laboral se les cerraban en la cara. “Mi madre, Carmen Avendaño, tiene la gran idea de formar la Fundación para poder dar salida ya no solo a la gente con problemas de drogas, sino también a las personas que están excluidas socialmente; poder ofrecerles una formación para encontrar un empleo, para tener más capacidad de defenderse en la vida diaria… La Fundación nació con esa misión”, comenta Rubén Cagiao Avendaño, actual presidente de la organización.
La entidad arrancó su empresa con el desarrollo de los Talleres de Empleo Bidueiro, que contarían con varias ediciones en las que se facilitó a muchas personas desempleadas y con especiales dificultades para insertarse laboralmente una formación en oficios como jardinería, cantería, electricidad, carpintería… Poco a poco y de manera paralela, se irían poniendo en marcha otros programas y proyectos, llevando a la práctica una filosofía de integración de los colectivos vulnerabilizados y con el objetivo de evitar su marginalización. Desde clases de apoyo para la obtención del graduado a programas de intervención en medio penitenciario (la organización fue pionera en el desarrollo de un Taller de Empleo dentro de un centro penitenciario), pasando por cursos de lengua gallega o talleres para la adquisición de competencias digitales, la Fundación Érguete-Integración fue ampliando su campo de actuación a toda Galicia.
En el año 2006 y cuando aún no existía en la comunidad autónoma legislación al respeto, la Fundación se vuelve a situar como una entidad pionera con la puesta en marcha de una empresa de inserción laboral, Cormo Integral, que nace con el objetivo de facilitar la inserción sociolaboral de personas en situación o peligro de exclusión social, proporcionándoles una ocupación que les otorgue competencias profesionales y facilite su acceso al mercado laboral convencional. “Cormo empezó muy lentamente, con dos personas trabajadoras, y fue evolucionando. (…) Yo siempre recuerdo las palabras de Carmen (Avendaño), diciendo que íbamos a ser 40 o 50. Efectivamente; ahora, ya con 18 años de vida de la empresa de inserción, somos 52 personas”, expone Charo González Costas, directora de la sociedad.
A día de hoy, la Fundación Érguete-Integración atiende las necesidades de personas en exclusión social, desempleadas, personas privadas de libertad, con adiciones, migrantes, personas sin hogar…, con más de veinte programas en activo comprendidos en cuatro grandes áreas de actuación: formación e incorporación laboral, intervención en medio penitenciario, intervención social e igualdad. Como explica Ana M. Álvarez Franco, directora de la organización, “a lo largo de los años se fueron creando nuevos programas y nuevas acciones, porque también las personas a las que estaban dirigidos los iniciales fueron cambiando y fueron cambiando sus situaciones”. Además, la entidad colabora con diferentes organismos públicos y privados y participa en diversas redes asociativas, tanto a nivel autonómico como estatal.
Respeto al futuro, la mayoría de las técnicas y técnicos que desempeñan diariamente su labor en la Fundación, comparten una idea común: que el trabajo de la entidad deje de ser necesario y que nadie precise de sus servicios. Por el momento, la Fundación Érguete-Integración continúa trabajando, con la energía del primer día, al lado de las personas que más lo necesitan, luchando por el fin de las desigualdades y por la consecución real de derechos básicos como el acceso a la vivienda, al trabajo y a unas condiciones de vida dignas.