La Xunta de Galicia acaba de iniciar los trabajos para repartir por aire 60 toneladas de paja para alimentar a la fauna silvestre afectada por los incendios forestales del pasado verano.
Según explicó la directora general de Patrimonio Natural, Marisol Díaz, que esta mañana supervisó los trabajos en el ayuntamiento ourensano de Carballeda de Valdeorras, un helicóptero se encargará de distribuir en las zonas de difícil acceso pacas gigantes de paja, de hasta 200 kilos cada una, para garantizar una fuente alimenticia de cara a este otoño para los animales de las zonas más afectadas por el fuego, principalmente especies de herbívoros y aves.
En concreto, para desarrollar esta técnica de helimunching se utilizarán unas redes certificadas para su uso aeronáutico, que son compatibles con el helicóptero portante. Así, en una primera fase se realizaron una serie de vuelos de reconocimiento para identificar las mejores localizaciones para realizar el reparto de la paja. También se identificaron los puntos necesarios para actuar como almacenaje de alpacas y plataformas de carga para los repetidos viajes de transporte del helicóptero.
En cuanto a los puntos de reparto de la paja, Marisol Díaz explicó que se seleccionaron aquellos entornos con masas de frondosas aún verdes, presentes en laderas de orientación norte, donde se puede refugiar la fauna y con una difícil accesibilidad por las elevadas pendientes o los largos recorridos hasta las zonas de aplicación. La previsión es actuar, además de en Carballeda de Valdeorras, en los ayuntamientos de Larouco, Chandrexa de Queixa, Vilariño de Conso, A Veiga, Manzaneda, Montederramo, A Pobra de Trives y O Bolo.
Tal y como subrayó la directora general, estos trabajos aéreos complementan las tareas que ya se vienen realizando en las últimas semanas de manera manual en tierra. En este caso, se reparten alpacas de paja de menor tamaño, junto con maíz y otros cereales y piedras de sal. Por ahora, se llevan repartido cerca de 18.000 kilos de paja, más de 4.000 kilos de cereales y cerca de 600 kilos de sal en aquellos puntos donde se prevé la posible presencia de ungulados.