El gobierno socialista de Nigrán apuesta firmemente por mantener la gratuidad de las duchas en los arenales del municipio y así lo defenderá en el próximo pleno del 24 de septiembre ante la moción del PP que pide que la Comisión de Cuentas revise el sistema gratuito actual. “Manifestamos desde el inicio nuestra completa oposición al sistema de pago ideado por los populares y nos comprometimos a retirarlas, como ya hicimos; no estamos dispuestos a que el ciudadano tenga que volver a desembolsar dinero por refrescarse en la playa”, manifiesta Juan González, alcalde de Nigrán, quien apuesta por políticas de concienciación y educación para implantar una verdadera cultura del ahorro de recursos hídricos.
Sin embargo, en su moción el PP pide que la comisión de cuentas revise el sistema para tratar de volver al pago, algo a lo que no está dispuesto el actual gobierno.
Por otra parte, un informe sobre consumo en las instalaciones de las playas realizado por FCC Aqualia refleja que el sistema de pago no supone un ahorro considerable que justifique su instalación y, más aún, no compensa en absoluto la inversión realizada, que superó los 100.000 euros. Así, solo en dos duchas se registró un incremento significativo del consumo de agua con respecto a 2015, una de ellas la ubicada en Patos, en los stands de la escuela de surf, y que tenía una avería que fue subsanada el 10 de septiembre y la otra, a las afueras de la cafetería “A la Playa”, tuvo un excesivo consumo trimestral porque a través de ella se instaló el sistema de riego para los jardines. “El ahorro de agua con el que justificó su instalación el PP fue inferior y nunca justifica el perjuicio que con ello se le causa la ciudadanía”, insiste González.
Las duchas pre-pago fueron implantadas en 2013 por el anterior gobierno popular de Alberto Valverde, una iniciativa única en Galicia. En total, se trataba de 14 duchas y 3 lavapiés en Playa América, A Madorra, Area Fofa, Patos y As Canas. La empresa catalana Beach Trotters fue la encargada de instalar el sistema en 2013 por cerca de 60.000 euros. Tras consultar las cifras con el departamento de Intervención, el Concello gastó en este tiempo más de 100.000 euros y solo recuperó 14.300, procedentes de las recargas.
Un informe de la ingeniera municipal refleja que el sistema quedaría amortizado en un plazo de 60 años. Según el concejal de Vías y Obras, Rubén Rial, en dos años el Ayuntamiento destinó 27.000 euros al mantenimiento de los dispositivos, casi la mitad de los 60.000 más IVA que costó ponerlos en funcionamiento.
De esta cantidad, 7.000 euros se dedicaron a reparar doce lectores, a seis por verano, algunos por defectos y la mayoría por vandalismo, cada lector estropeado implicaba 600 euros. Otros 10.600 euros se dirigieron a la compra de 4.800 tarjetas nuevas en 2014. «Si a estas cifras sumamos los 3.000 euros que Cespa ha invertido este año en adquirir nuevas tarjetas dentro de las partidas que debe destinar a programas de concienciación medioambiental en el municipio y los costes de mano de obra municipal, superamos los 100.000 euros». En cambio, los ingresos por venta de tarjetas y recargas no superaron los 14.300 euros.