Faruq, el perro desaparecido

El cariño y la compañía que puede transmitir una mascota es muchas veces comparable al de una persona y, esta, pasa, sin darnos cuenta, a formar parte de la familia. Eso es lo que siente Bea Rodríguez por su perro Faruq, que ha desaparecido de su casa de Redondela el pasado lunes 18 de enero y, desde entonces, ella, familiares y amigos no han parado de buscar a su “amigo”. “Soy una persona con problemas depresivos. Actualmente estoy en tratamiento psiquiátrico y el perro es mi vida, lo único que me alegra el alma”, señala la dueña del can.

Faruq es un perro terrier con chip, pesa unos 10 kilos y tiene el pelo corto. En el momento de la desaparición llevaba un collar con el nombre y el teléfono, además de una chapa con la dirección y otros datos. “Los primeros días lo buscamos sobre el terreno y preguntamos a todos los vecinos de la zona. Pegamos carteles por toda la parroquia de Cesantes y del resto del concello de Redondela sin resultado alguno. Nadie lo había visto por ningún sitio”, explica Bea.

El cierre perimetral por Concellos dificulta la búsqueda de Faruq. Todos los días la joven inspecciona caminando las vías del tren, las cunetas y carreteras del Concello, llama a tráfico, a conservación de estradas e incluso a la empresa que recogida de la basura “por si lo hubieran tirado a un contenedor. Pegamos carteles y le dimos copias a todos los carteros de Redondela por si lo miraban por la zona o en alguna casa que avisaran, informamos a protectoras de animales, perreras y hasta ofrecimos una recompensa de 600 euros, pero nada, sin noticia alguna del perro”, explica con desesperación Bea Rodríguez.

Llamada con número oculto avisando del robo del perro y advirtiendo que no lo devolverían

Pero la sorpresa vino cuando a la semana de desaparecer el animal, Bea recibió una llamada con número oculto donde le decían que el perro estaba bien, pero que dejara de buscarlo, lo había cogido una persona y se lo había llevado para su casa y no tenía intención de devolverlo. “Puse una denuncia ante la Policía, pero al tratarse de un número oculto y ser un perro, no pueden hacer nada. También llamé al Seprona, a los que trasladé la denuncia”, señala.

De manera desesperada, Bea intenta de alguna manera llegar a la persona que tiene a Faruq «para ablandarle el corazón y que me devuelva a mi niño. Mi vida, lo único que me alegra el alma. Me estoy muriendo de la pena”, indica muy afectada por la falta de su “amigo”.

“Él ha sido quien me ha sacado del sofá en mis peores momentos de depresión y quien ha pasado conmigo los postoperatorios de mis operaciones y quien se acurruca con mi padre (con cáncer) cuando viene malo de sus tratamientos. Es un miembro más de la familia y no entiendo como una persona se lo puede encontrar en la calle y llevárselo sabiendo que tiene dueños y lo están pasando tan mal”, señala entre lagrimas Bea.

Si alguien lo ha visto o tiene constancia de donde pueda estar Faruq, póngase en contacto con Bea en el teléfono 678 239 200. La familia ofrece una recompensa de 600 euros para quien aporte su paradero o lo entregue.