Sara Rodríguez, la abuela de Tomiño con 106 años

Tomiño nada tiene que envidiar a Okinawa, la ciudad del mundo con más personas mayores de 100 años. El microclima, sus buenas aguas, los aires del Miño, la calidad de vida, el cariño y cuidado de las familias… son algunos de los factores que pueden esconderse tras el secreto de la longevidad en este rincón del mundo. Y es que en la actualidad viven en Tomiño 13 personas que rondan o superan el siglo de vida.

Once mujeres y dos hombres que van desde los 99 años, de las más “jóvenes”, hasta los 106 acabados de cumplir de la mayor y que eligieron tierras tomiñesas para disfrutar de la etapa final de sus vidas. Una edad que aparece reflejada en sus documentos de identidad pero que en muchas ocasiones nada tiene que ver con la edad que tienen en espíritu.

Es lo que le pasa a Sara Rodríguez Salvador, la ‘abuela’ de Tomiño. Con 106 años cumplidos el pasado 31 de agosto, esta centenaria afrenta con buena salud y mejor humor el reto de ser la persona más longeva del municipio. Le gusta leer revistas, ver la televisión y el fútbol, tanto que hasta hace apenas una década iba al campo a ver al Tomiño FC.

Sin apenas problemas médicos, con una memoria envidiable y un carácter pícaro, Sara además es toda una experta jugando a las cartas, sobre todo cuando se trata de la brisca, donde apuesta con galletas de chocolate.

Este año Sara festejaba su aniversario rodeada de su familia más próxima, sus sobrinos nietos y sobrinos bisnetos, ya que no tuvo descendientes directos: a pesar de tener muchos pretendientes en su juventud, Sara fue en contra del establecido en su época y decidió no casar, lo que la llevó a no tener hijos y a “vivir con menos preocupaciones”. Una mujer de carácter que muestra cada día tener alientos suficientes para llegar a los 107.

Otra de las que celebró su aniversario este mes de agosto fue Sara Portas Besada, que soplaba las 100 verlas el pasado día 5. Nacida en Barrantes hace un siglo, a Sara le gusta disfrutar del sol en el patio de su casa, donde vive con su única hija, Olivia, quien asegura que la centenaria “es buena de llevar”, y siempre está de buen humor, aún en los momentos más complicados, como el confinamiento, que para ella fue duro a pesar de no acostumbrar a salir mucho de casa. Apoyada en su bastón, Sara camina con bastante agilidad y puede presumir de no tener problemas graves de salud. La centenaria reconoce que la televisión le aburre un poco y confesa tomar un chupito de licor café de vez en cuando.

Trabajadora incansable durante muchos años en el campo, la vida la llevó también a criar a sus dos nietos mientras su hija y su marido trabajaban en Holanda. Ahora disfruta también de sus cuatro bisnetos, todos presentes en la gran fiesta familiar para festejar su aniversario.

La última en cumplir años fue Olga Ruggiero Cordero, que el pasado 6 de septiembre llegaba al siglo de vida arropada por su familia, un pilar fundamental para ella: tuvo tres hijos, 15 nietos y 45 bisnietos que le dieron muchas alegrías a lo largo de su vida. Aunque tiene una buena salud, un accidente hace unos años limita su movilidad, pero no sus ganas de seguir disfrutando de la vida y de esos juegos que tanto le gustan y que le ayudan a mantener una mente ágil y despierta: las cartas, el bingo… uruguaya de nacimiento, ayer festejaba sus cien años rodeada de sus allegados y cantando tangos típicos de su tierra, algo que, junto a los recuerdos de su niñez y juventud, nunca olvida.

La concejal de Benestar, Cristina Martínez, quiso felicitar a todas estas ‘abuelas’ tomiñesas visitándolas el día de su aniversario y agasajándolas con un ramo de flores, una tarjeta con unos versos de Rosalía de Castro y un marco de fotos hecho a mano por la artesana Lupe Barreiro.

 

Sara Portas
Olga Ruggiero