Lo conocemos por su Belén artesanal en movimiento que cada Navidad instala en Gondomar y que es visitado por miles de persona llegadas de todas partes de la Península.
Fernando Fernández Penedo, Nando, albañil de profesión y artesano de corazón, lleva años trabajando la madera en muchos ámbitos, como el pirograbado, el torneado, juguetes, etc, “lo que se pueda hacer en madera, lo hago”. Y es que este “manitas”, trabaja todos los días entre 8 y 10 horas y le dedica dos más a fabricar en madera figuras nuevas para el Belén y a juegos tradicionales ya desaparecidos.
“Hace muchos años que hago juguetes. Son juegos ya perdidos y que recopilo de libros muy antiguos. Son de hojalata y yo los fabrico en madera reciclada. Casi todos tienen movimiento, pero sin pilas, a base de mecanismo”, explica Nando, que este año instaló un puesto de exposición y venta en el XV Congreso Internacional de Aviornis que se celebró este fin de semana en Gondomar.
Entre las decenas de juguetes que fabrica encontramos dominós, solitarios, trenes con vagones y locomotora, cañones de época, gallinas que picotean, a Shin-Chan que baja solo por una rampa, catapultas, tortugas hechas con cascara de coco que caminan solas, llaveros, juegos celtas, el Ludo, «el primer parchís que se fabricó» o juegos latinoamericanos como el “No te enojes”, “es juego como el parchís que alguien llevó para Colombia hace muchos años y allí le dieron una vuelta y le cambiaron el formato”, explica orgulloso de su trabajo el artesano, quien recuerda que “todos los juguetes vienen con manual de instrucciones”.
Fue uno de los primeros artesanos en exponer su trabajo en la Festa da Arribada de Baiona, aunque ahora ya no expone, “porque la artesanía está muy abandonada, la gente se dedica a comprar en China y contra eso no se puede competir”, cometa resignado el gondomareño, quien acredita una carta de artesano reconocido por la Xunta de Galicia.
“Siempre me planteé que lo que haga el chino yo no lo hago, porque contra el chino no puedes competir. Yo tengo espadas de madera hechas con eucalipto de más de cien años que saqué de un tejado, que sí doy un fuerte golpe con ellas en el suelo o en una mesa, no se rompen”, asegura.