ALFREDO

La artesanía nunca pasa de moda y cada vez se valora más. Las piezas hechas a mano toman un significado especial y no hay dos iguales. El tiempo de elaboración es mayor que el de la fabricación en serie o industrial, pero el mimo que un artesano pone en su trabajo dista mucho del de una máquina.

Natural de Padrón, José Dacosta Martínez lleva dos años viviendo en Baredo, Baiona. A sus 51 años, este representante de orquestas retirado y reconvertido en artesano transforma con sumo cuidado madera de deriva que encuentra en el mar en lámparas artesanales.

«Una enfermedad me obligó ha retirarme. Ahora me dedico a estar entretenido, a ir por la costa de Oia, Baiona y Nigrán a recoger madera, como ramas, raíces o trozos pequeños que estén golpeados por el mar. Todo lo que encuentro lo llevo para casa y lo dejo fuera a secar», explica el artesano.

Tras darle forma a la pieza en su mente, se pone manos a la obra. «Primero le saco toda la suciedad que trae, arena, chapapote, conchas incrustadas, etc. Una vez limpia, la dejo secar de nuevo y después le paso la lija, la pulo, le doy un tratamiento, un fondo y luego lo acabo con barniz», señala José Dacosta.

La primera lámpara que elaboró la hizo con una luz directa, pero las siguientes les puso unas tulipas cubiertas con hojas de viña «para que quedaran más artesanas«. «No calculo el tiempo que me lleva porque las hago a ratos, un día un poco, otro día otro poco, porque también tengo que hacer las tareas de casa que mi pareja trabaja», comenta José.

Cuenta con casi una docena de lámparas artesanas de gran belleza con distintas formas y no tiene pensado venderlas «porque me da pena, de momento las tengo guardadas», indica.

Además de las lámparas también ha hecho el Faro de Cabo Silleiro con madera que encuentra en el mar. «Me llevó casi un mes dándole forma. Al principio no quería salir, pero al final, y después de mucho trabajo, lo acabé. Ahora estoy trabajando con el Faro de Cabo Finisterre, aún me queda un poco para rematarlo», afirma.

Las cáscasas de bellota es otro de los materiales que el artesano utiliza para trabajar. «Le hice a unos amigos pines con el nombre de cada uno de ellos, todo grabado con soldador de calor. También hago coches y motos, hasta le hice a mi pareja un ciclista porque le gusta mucho el ciclismo. Además, elaboré sillas y mesas con barricas de vino que tengo en el jardín. Para mí todo esto es hobby que surgió al estar en casa», finaliza José Dacosta.

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