Un vivero de Tomiño se transforma en ‘La última cena’

En Río Tollo están comprometidos con la cultura, el arte y con la revalorización del trabajo en el campo. Por este motivo, colaboran entusiasmados con la artista visual Mar Caldas y su serie fotográfica ‘Facedoras do Baixo Miño’, unas imágenes a través de las que la fotógrafa nos enseña su visión del trabajo de las mujeres en el rural gallego, buscando “contribuir al necesario reconocimiento social de los trabajos que desempeñan” de forma original y única, con ellas posando con vestimentas, objetos y elementos propios de la actividad laboral que desempeñan, mostrándose “fuertes, poderosas, orgullosas, dueñas de sí”.

La artista consigue maridar en sus trabajos la fuerza de la fotografía con un intenso legado de la historia del arte, convirtiendo sus imágenes en retazos pictóricos que huyen de la foto naturalista y documental para obtener “imágenes más artificiales, compuestas, escenificadas… que parezcan un cuadro más que una fotografía”.

Recorriendo Río Tollo, viendo “la perspectiva de fuga de los viveros y los carros de las plantas” a Caldas enseguida se le vino un cuadro a la cabeza. Fue así como el invernadero de Camellia se convirtió durante una mañana en el escenario de ‘La última cena’ con 13 de sus trabajadoras como protagonistas. “Sabía que había muchísimas mujeres trabajando en el vivero y que podía contar con un grupo amplio para la escenificación, algo que no suele ocurrir”, explica Caldas.

La foto, titulada ‘Traballadoras en viveiro de planta ornamental’, recoge el esquema compositivo de Leonardo da Vinci, la representación más famosa de este episodio bíblico, pero también el inusual contacto físico entre los personajes que se puede observar en la obra de la pintora Plautilla Nelli, una versión más desconocida para el público.

Junto a las trabajadoras, la Camellia es otra de las protagonistas de la foto porque “es el cultivo principal y más representativo de Río Tollo, además de ser una planta muy gallega, muy de la tierra”.