Un latigazo de Buforn al filo del pasivo cuando apenas restaban quince segundos para el final del partido decantó la victoria para el Guardés (17-19, 7-8 al descanso) ante el Helvetia Bm. Alcobendas. La lateral marcó la diferencia en los últimos minutos del encuentro correspondiente a la octava jornada de la Liga Guerreras Iberdrola y que estuvo marcado por la igualdad, la falta de ritmo y la actuación de los guardametas Patricia Encinas (46%) y Marisol Carratú (44%). Las guardesas ya son segundas.
Los bajos registros del parcial del descanso (7-8) ya da una idea de cómo transcurrió el primer acto: lento, con acciones en el uno contra uno determinantes y las sucesivas paradas de las porteras. Se notó en el Pabellón de los Sueños que la competición volvía a la acción tras un descanso de mes y medio y tan solo las mundialistas Carratú y Urban por parte del Guardés parecían estar a tono. También, el Mecalia tuvo que adaptar su juego a la ausencia de su pivote Sarah Valero, de la primera línea Sandra Santiago y aunque Sara Bravo contó con minutos, fueron los mínimos.
Antes del inicio del partido, llegó hasta Alcobendas el eco de la plata mundialista ya que el alcalde de Alcobendas, Rafael Sánchez Acera, hizo entrega de un detalle al técnico del Guardés, José Ignacio Prades, y a la ayudante de entrenadora del Alcobendas, Vero Cuadrado, por su éxito con las ‘Guerreras’ en Japón. También hubo un minuto de aplausos en homenaje.
Tras el pitido inicial, lentitud, imprecisiones y una Patricia Encinas que marcaba su alto nivel bajo palos. Las de Cabeza empezaron más acertadas (2-0) con goles de Cardador y Francés y el Guardés tuvo que emplearse hasta el 14:15 para lograr el empate con gol de la internacional argentina Rosario Urban (3-3). El Guardés poco a poco se iba encontrando bien gracias a las paradas de Marisol Carratú y la circulación de balón que permitía a Pérez anotar desde su esquina (4-5). El ambiente en los Sueños se iba caldeando con continuas protestas hacia la labor de los árbitros y la entrenadora local Cristina Cabeza era excluida. Con esta ventaja numérica, el Guardés elevó su renta a los tres goles (4-7). Andreu rompía la sequía local y Prades pedía su primer tiempo muerto. Las exclusiones empezaron a marcar el ritmo del juego, con muchas interrupciones y ralentizando las ideas de los equipos. Así, se llegó al descanso con un bajo 7-8.
Ni Alcobendas ni Guardés eran capaces de dominar el partido y mientras las igualdades se iban sucediendo, las de Prades esperaban cautas su momento. Llegó, casi al final, y con una Buforn convertida en líder con siete goles en la segunda parte. Su último latigazo, el de más valor: decantó definitivamente la victoria para el Guardés cuando el equipo rozaba el pasivo. Soltó el brazo para anotar el 17-19 final y los últimos segundos de poco sirvieron a las locales. El Guardés estalló de júbilo acompañado por los aficionados que una vez más acompañaron al equipo lejos del ‘inferno’ de A Sangriña. Ahora, descanso hasta el miércoles por la noche para volver a preparar el último partido del año contra el Liberbank Gijón (28/12, 19 h).
CRÓNICA: NURIA LAGO