ALFREDO

El pasado miércoles cumplió 65 años y se jubiló. Atrás deja 39 años de profesión repartiendo el correo por su parroquia. Casi cuatro décadas recorriendo las calles de Borreiros con lluvia, viento, sol y algún que otro percance que recuerda con añoranza.

Latino Rodríguez es el “Cartero”. El hombre que nunca falló a su pueblo. El que leía las cartas a los que no sabían leer. El que conoce a qué hora hay gente en casa para llevarle el correo y el que se sabe prácticamente todos y cada uno de los nombres, apellidos y DNI de casi todos los vecinos. Desde 1986 es presidente de la comunidad de montes de Borreiros, es vocal en la asociación vecinal y colabora con lo que haga falta.

Por todas estas razones, y alguna que otra más, el pueblo de Borreiros ha homenajeado este sábado a Latino, su “Cartero”. Cientos de personas se acercaron al centro cultural de la parroquia para agradecerle todos estos años de trabajo. “Para min é un orgullo que os meus veciños fáganme este recoñecemento. A xente na miña parroquia estaba moi contenta. Tentaba facer o meu traballo o mellor posible. Sabía a que hora estaban na casa e mesmo entregaba cartas que só viñan co nome, sen dirección, e, antigamente, ata entregaba as pagas non contributivas”, explica el homenajeado.

El vecino más apreciado en Borreiros comenzó a los 14 años y medio a trabajar en una fábrica de gomas en Sabarís, donde está el Tanatorio de Santa Cristina. Estuvo trabajando en la gasolinera de Baiona y luego en la construcción. “Incorporeime a Correos en novembro de 1982 a media xornada. Eran tempos moi duros nos que ía en moto a repartir. No inverno era moi complicado, mollábame”, apunta.

Afortunadamente las cosas cambiaron y, en los últimos 25 años, el coche fue medio de transporte. A lo largo de todo este tiempo, Latino ha vivido numerosas anécdotas. “Un día deixei a porta aberta e entroume un can. Era dun veciño e non me deixaba entrar. Outra vez arrinquei o coche e tiña un gato na bandexa de atrás”, recuerda entre risas el veterano cartero que piensa dedicarse a “botar patacas e leitugas na horta, e pola tarde, a pasear”, comenta.

“É un recoñecemento a unha persoa súper entregada no seu oficio. A xente quérelle moito, tenlle agarimo. Ademais, sempre se involucrou coa parroquia. É o presidente da Comunidade de Montes. É coma se fóra da familia de calquera veciño”, explica Lorena Rodríguez, presidenta de la Asociación de Veciños San Martiño de Borreiros.