El Concello de Nigrán presentó este jueves en Fitur su joya más deseada y más valiosa: el mosaico romano de Panxón, patrimonio municipal desde hace menos de una semana. La pieza del s. III d.C. y encontrada a la venta en el 2018 en un anticuario de New York, será presentada a los medios este mediodía en el consistorio y se expondrá al público a partir del mes de febrero y durante dos meses en un salón de plenos musealizado al respeto.

A partir de ahí la Biblioteca Municipal será su destino definitivo. “Coincidindo Fitur coa recuperación para Nigrán desta xoia patrimonial non podíamos presentar outra cousa: estamos ante un fito de relevancia extraordinaria”, justifica el alcalde, Juan González, sobre este pavimento propiedad del Concello desde el sábado 18 de enero, cuando se firmó su cesión en la galería Colnaghi de Madrid. Atrás quedaron 20 años de exilio. Así lo explicó el regidor en el stand de Turespaña, donde el Concello dispuso de folletos con información al respeto y una postal turística con las figuras representadas.

La epopeya del mosaico comenzó en enero de 2022 en la galería Carlton Hobbs de New York, cuando embarcó hacia su sucursal en Londres, donde permaneció más de un año paralizado por la burocracia extra del Brexit y, al fin, llegara a Madrid el pasado 28 de noviembre. Allí, en la céntrica galería Colnaghi, entre Sorollas, Zuloagas y un Caravaggio, permaneció expuesto hasta que el miércoles emprendiera su retorno definitivo hacia su hogar, Nigrán.

“Vivimos días de inmensa felicidade en Nigrán ao telo recuperado e estamos desexando poder presentalo ao público. O valor histórico é incalculable, pasará a ser un emblema co que se identifique en toda España o noso municipio”, considera González sobre esta joya desaparecida durante casi veinte años tras perdérsele la pista después de una subasta pública en el año 2000 en la Galería Castellana de Madrid, y reaparecer en el año 2018 a la venta en el catálogo de la casa Carlton Hobbs de New York.

Desde ese momento, el Concello de Nigrán puso en marcha el engranaje para recuperarlo y a partir de 2019 de la mano de Gonzalo Fernández-Turégano, oriundo de A Ramallosa y quien constituyó la Asociación para la Repatriación del Mosaico Romano de Panxón con el fin de agilizar los trámites. Así, el Concello acercó a esta entidad 40.000 € de los 58.000 € que costó su compra con la condición indispensable de que pasara a formar parte del patrimonio municipal y, como tal, se expusiera en un espacio público de la localidad.

La pieza, de un metro cuadrado y embutido en una mesa hecha en el siglo XIX al efecto de preservarlo, es el único fragmento que se conserva de un mosaico que se sabe era mucho mayor. Este trozo se conserva intacto y representa magistralmente mediante coloridas teselas de mármol la fauna marina, destacado un colosal pescado de 67 cm y una pareja de almejas, un tema único en los hallados de toda el área metropolitana.

Formaba parte de una villa romana

Este mosaico fue documentado en los años 70 por el prestigioso arqueólogo Fernando Acuña Castroviejo, quien en su artículo “De novo sobre o Mosaico de Panxón e outras novas sobre a Musivaria na Gallaecia” relata su importancia y sus vicisitudes. Así, según él mismo expone, gracias a manuscritos del siglo XIX entregados por Xosé María Álvarez Blázquez, se sabe que la pieza apareció “en el sitio llamado el Castro” de Panxón perteneciendo primeramente a “Dª Umbelina González Lavandeira, viuda del Sr. De Puga”, quien lo tenía “en su casa de campo de la parroquia de S. Juan de Panjón”.

En principio, el fragmento era más grande, pero como lo tenían por la finca tirado, fueron rompiéndosele partes, por lo que los dueños optaron por usarlo para hacer una mesa. El escrito del s. XIX dice así: “… está sirviendo de cubierta de una mesa con el objeto de que no se estropease porque según me dijeron era mayor y como estuviese tirado lo iban destrozando, y para evitar su total desaparición han hecho aquella dándole la forma de cajón embutiendo en ella el mosaico siendo este de un metro cuadrado y 20 cm de espesor…”.

Hacia finales del siglo XIX el mosaico (es decir, la mesa con el mosaico) pasa a formar parte de la colección Blanco-Cicerón (mediante compra), donde parece que se conserva durante todo el siglo XX. En el año 2000 aparece para ser subastado en la Galería Castellana de Madrid: lote nº 664 “mesa con mosaico romano”, desapareciendo hasta el año 2018, cuando reaparece a la venta en el catálogo de la casa Carlton Hobbs y comienza una su epopeya de regreso a casa que ahora llega a su ansiado fin.