El Samaín ha llegado este año al Casco Vello de Tui con un significado muy especial. Los vecinos del centro histórico, cansados de años de promesas incumplidas y falta de atención institucional, han decidido transformar la tradicional fiesta de las calabazas en una original forma de protesta.
Con retranca e imaginación, los tudenses convirtieron el miedo y el terror propios de la noche del Samaín en una metáfora del estado actual de su barrio, «abandonado, inseguro e olvidado», aseguran.
Durante las últimas semanas, los residentes se habían reunido con el gobierno local para exigir medidas urgentes que garanticen su seguridad física y la conservación del patrimonio. Ante la falta de respuestas, optaron por la expresión artística como altavoz de su malestar.
“Queremos ser escoitados de verdade, queremos participar nos proxectos urbanísticos que nos afectan, non queremos máis mentiras e promesas incumpridas. É a nosa cidade e son as rúas onde medramos e xogamos, e onde tamén o fixeron os nosos pais e avós. É a nosa historia e a nosa identidade”, expresaron los vecinos en un comunicado.
Las calles del Casco Vello amanecieron decoradas con calabazas, telas de araña, señales de peligro y pancartas cargadas de ironía. Una de ellas rezaba “Turismo de risco”, en alusión al peligro que suponen los inmuebles abandonados y con riesgo de derrumbe. Otra advertía “Non é decoración, é plan urbanístico”, en referencia al deteriorado Teatro Principal, cuya fachada tuvo que ser asegurada recientemente tras el desprendimiento de una cornisa.
También se podían leer mensajes como “Nin arre, nin xo”, colocado sobre el Bastión do Demo, en alusión a los proyectos de restauración anunciados, «e nunca executados», en los últimos cinco años pese a la disponibilidad de fondos europeos. Y quizá el más contundente de todos, “en Tui o terror ven de serie”, un guiño sarcástico a la ambientación, «porque se quixesen filmar unha película de medo, xa terían o decorado de balde».
Los vecinos aseguran que esta iniciativa no es puntual, sino el inicio de un movimiento cívico más amplio para reivindicar la recuperación integral del casco histórico. Exigen al Concello que trabaje con planificación, que priorice las necesidades reales y que impulse proyectos a medio y largo plazo que permitan devolver a Tui su antiguo esplendor.
“Temos o segundo centro histórico máis grande de Galicia, despois de Santiago, e un entorno natural privilexiado. É unha mágoa velo así, cheo de ruínas e promesas incumpridas”, señalan los organizadores.
La movilización, que nació espontáneamente en respuesta a la indiferencia política, busca abrir un diálogo con las instituciones y dar visibilidad a una realidad que, según los vecinos, se esconde tras los discursos turísticos. “Nacemos para quedar”, afirman con determinación, dejando claro que su objetivo no es solo protestar, sino participar activamente en la recuperación urbana y patrimonial del corazón de Tui.
Mientras tanto, entre calabazas y pancartas, el Casco Vello tudense celebra su Samaín más reivindicativo, un grito artístico y colectivo para recordar que «o verdadeiro terror non está nos disfraces, senón no abandono que ameaza a nosa historia e a nosa identidade», finalizan.
 
                 
		