ALFREDO // Argimiro Alborés en su pirotecnia de Camos

En España se celebran miles de fiestas al año para honrar al Santo o Santa que preside el altar mayor de la parroquia. Llegado el verano, todos los pueblos, sean grandes o pequeños, se engalanan con banderas. La música de los altavoces repartidos por la parroquia animan y anuncian a los vecinos que están en fiestas. Las comisiones trabajan todo un año para que las mejores orquestas amenicen la verbena.

Pero lo que realmente anuncia que un pueblo está en fiestas son las bombas de palenque. A primera hora de la mañana, el mayordomo de turno lanza al aire las salvas que avisan de la festividad del pueblo. Al finalizar la Misa, una gran traca ensordece a los vecinos y por la noche, los fuegos artificiales llenan de luz y color el cielo de la localidad.

Pero ahora, todo ese atractivo que lleva animando a los pueblos durante años se está apagando por culpa del COVID-19. Argimiro Alborés es el propietario de la pirotecnia que lleva su mismo nombre en Camos (Nigrán) y es presidente de la Asociación Galega de Industriais Pirotécnicos. Él es la tercera generación de una saga de “fogueteiros” artesanos que comenzó su abuelo a finales de 1933. Argimiro no recuerda una crisis tan grande como esta en el sector. “En Galicia son 16 empresas de pirotecnia que generan unos 100 empleados directos y otros 100 indirectos, con una facturación anual de entre 3 y 4 millones de euros. Ahora, con el Coronavirus, está todo completamente parado y estamos facturando un 95 % menos que el año pasado. Estamos con el agua al cuello. No sabemos lo que va a pasar y la incertidumbre nos va comiendo poco a poco por dentro”, explica Alborés.

El presidente de la Asociación asegura que todo el sector, tanto a nivel gallego, como a nivel nacional, está casi todo en ERTE «porque no hay fiestas, ni celebraciones, ni espectáculos nocturnos».Toda la gente lo está pasando muy mal, tanto empresarios como empleados. Estamos todos con ansiedad, con angustia, tomando pastillas para poder dormir, sin saber cual va a ser nuestro futuro, porque si no hay fiestas, no hay demanda, y si no hay demanda, no hay trabajo”, asevera el empresario nigranense.

Su empresa tiene nueve empleados que están también en ERTE hasta septiembre. Están negociando para prolongarlo hasta fin de año y, si la situación continúa así, hasta marzo del próximo año. “Somos uno de los sectores más perjudicados en toda España. Nuestra campaña fuerte es de finales de mayo hasta finales de septiembre. Está todo completamente parado. Sólo te piden una docena de bombas para echar al final de la misa y con eso no sacas al personal del ERTE. Si tengo que despedir a los empleados necesito 300.000 euros y la empresa quedaría en la ruina”, advierte el “fogueteiro”.

A nivel nacional son 50 empresa. Piden a las distintas administraciones ayudas directas para paliar una crisis que, de seguir así, provocará la desaparición de una actividad artesanal que emplea a cientos de personas. “Nunca hemos pedido ayuda alguna. Somos un sector no muy grande y por poco que nos ayuden, al repartirlo entre los pocos que somos, salimos a algo”, indica.

Argimiro quiere agradecer a todas y cada una de las personas de las distintas comisiones de fiestas que lo han llamado para darle ánimos. “Muchas comisiones estuvieron trabajando para intentar hacer la fiesta, pero en el mes de marzo tuvieron que parar, una por responsabilidad por temas de congio y otra porque no tenían el valor suficiente para ir a pedir por las casas en la situación en la que estamos”, finaliza el empresario.