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El Mecalia Atlético Guardés padeció el agotamiento físico y mental de jugar cinco partidos en dos semanas -dos de ellos de semifinales continentales- y cedió ante un Rocasa Gran Canaria superior en A Sangriña. La portería -con una sensacional Ana Palomino- y el contraataque hicieron mucho daño al colectivo miñoto en la primera parte. En la segunda, fue imposible remontar.

El partido comenzó marcando la pauta del padecimiento que iba a sufrir el Mecalia. Una brillante Palomino cerró el camino hacia el gol con un ronsel de paradas. En ataque, sus compañeras no terminaban de despegar, pero poco a poco hacían camino.

Justo cuando parecía que el conjunto local encontraba la forma de anotar -se puso a un tanto al filo del ecuador del primer acto-, las canarias encadenaron un devastador parcial de 2-11 que desequilibró el choque. Varias pérdidas locales fueron penalizadas al contraataque y el marcador se disparó hasta el 7-18 del descanso.

A la vuelta de los vestuarios, el Guardés lo intentó. Pero cuando pierdes es cuando sueles recordar lo cansada que estás. Todo el esfuerzo físico y mental de las últimas dos semanas pasó factura a las pupilas de Ana Seabra. Y aunque dieron la cara y se impusieron en los segundos 30 minutos, la victoria no estuvo nunca en disposición de quedarse en A Sangriña.

El próximo sábado, de nuevo en el recinto guardés, el Mecalia recibe a Zuazo para cerrar esta serie de siete encuentros en tres semanas y reencontrarse con el triunfo en Liga. Esos dos puntos significarán la permanencia con toda probabilidad.

Mecalia Atlético Guardés-Rocasa Gran Canaria (25-32)

CRÓNICA: BORJA REFOJOS