El Mecalia Atlético Guardés ya sabe lo que es perder esta temporada. A Sangriña vivió este sábado la primera derrota de las de Ana Seabra, que pierden su condición de invictas y ceden el liderato a Costa del Sol Málaga tras caer por la mínima ante Super Amara Bera Bera.
Las de A Guarda no pudieron contener la fuerza del vigente campeón de Liga y Copa de la Reina en un intensísimo partido que, aunque se mantuvo igualado, estuvo ligeramente dominado por las visitantes en casi todo momento. El ritmo cambió hacia la mitad de la segunda parte del encuentro, cuando el Mecalia comenzó a sacar músculo y pudo frenar por primera vez con contundencia a su rival, ofreciendo una impresionante remontada con una lluvia de goles que se vio cortada por el pitido final, impidiendo al equipo de A Sangriña acabar esta jornada con algún punto a su favor.
África Sempere fue la encargada de inaugurar el marcador, con un acierto desde los siete metros al primer minuto de juego. Un segundo gol local llegó dos minutos más tarde, por parte de una rápida Pali Fernández que supo aprovecharse de una pérdida de balón por parte del Bera Bera. Las donostiarras se estrenaron poco después, llevando el marcador al 2-1 a los 5 minutos del comienzo.
La tensión era palpable en A Sangriña, consciente tanto desde la pista como desde la grada de la importancia del partido para ambos equipos. El Guardés ofreció una defensa férrea, una línea impenetrable acompañada por una Míriam Sempere que no dejaba que nada entrase en su portería. Sin embargo, esta intensidad defensiva era correspondida por parte de las visitantes, con Lucía Prades y Tamara Kostic intercambiándose en la puerta vasca para frenar la llegada de goles rojiblancos. El juego estaba muy igualado, llegando al minuto 10 con un empate a 3-3.
Las tablas las rompió Elke Karsten, encadenando dos lanzamientos que entraron como cañones en la portería de Sempere (3-5, min. 13). La defensa del Mecalia tenía determinación, pero le faltaba una cierta rapidez para frenar las salidas tan típicas del campeón de Liga.
Por otra parte, la misma determinación comenzaban a demostrar las de Ana Seabra en el ataque. Las jugadoras del Guardés entraban en el partido una por una, turnándose para enviar sendos cañonazos a la portería rival. Un tren de goles a cargo de Itziar Martínez, Pali, Cecilia Cacheda y Jazmín Mendoza no solo orquestaron la remontada sino que permitieron a las locales ponerse por delante por una diferencia de dos puntos por primera vez en todo el encuentro (8-6, min. 20).
Saltaron las alarmas en Bera Bera, que quería demostrar que seguía en el partido. Las de Donostia jugaron a aumentar el ritmo y funcionó, dando un golpe sobre la mesa con un parcial de 0-5 que dejó fría a la plantilla de Ana Seabra (8-11, min. 23). No sería tan fácil para el líder imponerse en casa.
El diálogo entre ambos equipos siguió. Itziar Martínez tomó la iniciativa y respondió rápidamente con un ataque muy agresivo del que resultaron dos goles sucesivos, remitiendo a distancia en el luminoso (10-11, min. 25). El Guardés estaba decidido a demostrar que sabía hacer su juego, afinando su ataque y concentrando su defensa. La intensidad no bajaba, y la actuación de Sempre y de Estela Carrera en la portería seguía siendo crucial para frenar a las vascas.
Un cuarto gol por parte de Ceci Cacheda, máxima goleadora del encuentro una semana más, a falta de dos minutos para el descanso coronó el parcial 3-0 a favor de las locales, haciendo que el partido llegase en empate al intermedio (11-11, min. 30).
Como era esperable, la tensión se mantenía a la vuelta del descanso. Ambos equipos se enzarzaron en un intercambio de goles inaugurado por el Bera Bera que a los cinco minutos se materializaba en un nuevo empate, esta vez a 15-15. El Mecalia oponía una ruda pelea, pero seguía cometiendo ciertos fallos que le impedían cortar el paso a las visitantes y crecer ellas mismas en el marcador. Lo mismo acontecía por la otra banda, si bien las de Imanol Álvarez demostraban más rapidez y decisión en el ataque, lo que les permitía marcar el ritmo del partido frente a un Guardés que no siempre encontraba oportunidades de gol.
Las donostiarras volvieron a dominar el partido, con un contundente parcial de 0-4 que significó la máxima distancia en el marcador hasta ese momento (15-19, min. 38). El gran problema de las de Ana Seabra seguía siendo el ataque, acumulando más de cinco minutos sin marcar hasta que llegó un tanto de Ania Ramos poco después del minuto 40 (16-19).
El Bera Bera parecía no tener techo y la lluvia de goles continuaba. El Mecalia se defendía por momentos, intentando no dejarse caer demasiado en el marcador en ningún momento, pero padeciendo todavía de una defensa lenta y de un ataque indeciso que ni frenaban a las visitantes ni conseguían ponerlo a su altura, respectivamente. La precisión de Míriam Sempere en la portería, que acumuló más de quince paradas a lo largo del partido, era casi lo único que daba algo de aire a la crecida vasca.
Pero precisamente, poco a poco el Guardés se mantenía dentro del juego. Un nuevo parcial de 4-0, esta vez a su favor, metió algo de miedo a las de Imanol Álvarez, conscientes de que no había nada decidido todavía (20-23, min. 51).
Por primera vez el Bera Bera se veía en una sequía de goles. El espectáculo continuaba en la portería guardesa y Sempere no dejaba pasar ni una, pero era acompañada ahora por una primera línea rapidísima que reflejaba una superioridad en ataque como la que las vascas habían demostrado en el primer tiempo. La tensión crecía y la grada rugía, pero ahora eran las de Ana Seabra las que marcaban el ritmo. A falta de dos minutos para el final, la dinámica se había invertido completamente, y al Guardés ya solo le faltaban tres goles para la victoria (24-25, min. 28).
A Sangriña apretaba y apretaba, pero el tiempo no era suficiente. El mínimo goteo de goles visitante de los últimos minutos pesó y no llegaron los segundos para que el Mecalia diese la vuelta al marcador, cerrándose el partido con una victoria del Bera Bera por la mínima (26-27, min. 60). Por primera vez esta temporada, el Guardés firmaba una derrota, si bien lo hacía con la dignidad y fortaleza de saber que había opuesto toda la resistencia posible, pero también con la desilusión de haberse quedado a las puertas de salvar la séptima.
Crónica: Elena García