Judith García Llamas, 39 años y natural de León. Ella es la representante elegida por el Concello de Nigrán para representar al municipio en el ‘III Foro da Muller Rural’ que se celebra en O Rosal bajo la organización de la ‘Asociación de Desenvolvemento Galicia Suroeste – Eu Rural’.
Su historia es la de una vida volcada en los caballos. La pasión por los animales la llevó primero a estudiar veterinaria y, entretanto, a tomar contacto con la equitación gracias a una amiga germana que la introdujo en ese mundo del que ya no salió. Tras recorrer durante años toda la península trabajando en diferentes centros ecuestres, hace dos que se instaló definitivamente en Nigrán (San Pedro de A Ramallosa) para fundar, por vez primera, su propio club: ‘Llamas de Cea’.
«Pensamos nela porque desenvolve un traballo ancestralmente vinculado coa vida rural, é nova, emprendedora e elixiu Nigrán entre todas as opcións que ten unha persoa sen vínculos familiares con Galicia», explica el alcalde, Juan González, quien destaca la fortaleza de Judith para llevar adelante ella sola el centro ecuestre.
«Aquí no hay domingos, ni festivos, ni nada, estoy desde la mañana a la noche, no existe la conciliación. Esta es mi vida y mi pasión», valora Judith, quien cuenta desde hace unos meses con la ayuda de su hermana. Hasta ahora, ella sola se ocupaba de alimentar, limpiar, cuidar y educar a 7 caballos propios y 5 privados, además de impartir clases a cerca de 30 jóvenes, organizar rutas, campeonatos… Su formación como veterinaria hace que, además, lleve directamente los cuidados médicos que los animáis precisan. «Este es un trabajo de 8:00 a 21:00 horas. Los caballos tienen un reloj biológico que no se detiene y estoy yo sola con mi hermana», explica. Ahora, a su sueño de haber fundado su propio club, quiere sumar otros retos, como que sus chicos lleguen a competir en campeonatos nacionales.
«Hay mucho potencial y no existe edad para montar a caballo. Además, observo que aquí los chicos son más echados para adelante y sus familias más naturales con este mundo, el vínculo con el campo es estrecho y no se asustan fácilmente ni se les sobreproteje», considera Judith, quien tampoco se preocupa ante la competencia de otros clubes en toda la comarca, al contrario, lo ve cómo algo positivo.
«Soy nueva. Me fui moviendo por España y Portugal según llegaban las oportunidades y circunstancialmente acabé primero en Vigo y después aquí, todo sin planificar, y estoy muy feliz», resume.