ALFREDO

La parroquia de Mougás, en Oia, acogió este domingo el tercer curro de la temporada que se celebra en Galicia donde cientos de personas disfrutaron de la ancestral tradición de la rapa.

Aunque la cabaña ha descendido debido a la sequia del pasado invierno, los ganaderos lograron reunir unas 350 bestas y unos 80 potros. Las lluvias caídas a lo largo del sábado hacían presagiar un mal augurio, pero el domingo despertó con los cielos despejados y se pudo celebrar el curro.

La jornada comenzó a primerísima hora, con la salida de los ganaderos al monte de A Groba para localizar a las “burras” y llevarlas al recinto. Mientras unos rastreaban la zona otros se acercaban al monte de Mougás para coger sitio para el posterior picnic.

Tras la comida campestres, entorno a las cinco de la tarde, los ganaderos irrumpieron en el curro para dominar a las “bestas”. Primero separaron los potros que nacieron en invierno de sus madres, para marcarlos a fuego con el símbolo de la ganadería de sus dueños e implantarles el microchip. A continuación, llegó la lucha cuerpo a cuerpo.

Los jóvenes atraparon con lazos a los caballos para luego cortarles las crines y desparasitarlos. Tras esta operación, las “bestas” volvieron a galopar libres por los montes de Oia.

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