Este lunes se celebró el tradicional Lanzo da Cruz, una ancestral tradición que fusiona lo pagano y lo sagrado. En esta edición, los pescadores y sacerdotes de Sobrada (Tomiño) y Cristelo Côvo (Valença del Minho. Portugal) realizaron un intercambio simbólico que perdura a lo largo de los siglos, cuando, a la mitad del río, se encuentran en embarcaciones para bendecirlas, así como a las redes, y rogar por una buena temporada de pesca. El acto finaliza con la entrega de una lamprea, por parte de los pescadores, a los sacerdotes, en calidad de ofrenda.

El Lanzo da Cruz es una práctica que se viene realizando desde hace varios siglos a lo largo del último tramo del río Miño y que en la actualidad solo se celebra en la parroquia de Sobrada y en la feligresía de Cristelo Côvo.

Como viene siendo habitual, asistieron a la celebración miembros de los gobiernos de Tomiño y Valença do Minho, así como numerosos vecinos de ambas dos localidades, y el buen tiempo acompañó.

El concejal de Participación Vecinal, Ocio y Juventud de Tomiño, Agustín González, valoraba así el evento: “Un acto cheo de emoción, tradición e natureza que nos lembra a riqueza cultural do noso concello. Parabéns a toda a xente que o fai posible ano tras ano”, al tiempo que recomendaba no perderse el nuevo y bonito mural que realizaron las dos chicas artistas Bil Rivas (Sobrada) y Sabela Pazo (O Porriño), dos estudiantes de Bellas Artes. “Vémonos na 40ª edición para seguir celebrando xuntos as nosas raíces e gozar deste fermoso espazo natural!”, finalizaba.