ALFREDO

El restaurante Abrente de Baiona se ha convertido en un símbolo de solidaridad y esperanza para quienes atraviesan momentos difíciles. Al frente de este proyecto está Salvador Martí, un vecino de Sueras en Castellón licenciado en Ciencias Políticas que abandonó hace años su trabajo en el Parlamento de Estrasburgo y se reconvirtió en hostelero por amor.

El empresario, después de superar un bache en su vida, decidió convertir su negocio en una fuente de ayuda para otros. Así, el restaurante destina el 5% de su recaudación diaria a ofrecer menús solidarios y, cada semana, unas 40 personas con pocos recursos de la comarca reciben comidas gratuitas.

Salvador sabe bien lo que es tocar fondo. Su historia está marcada por desafíos que lo llevaron a hacer una promesa: si lograba superar sus dificultades, ayudaría a otros como lo habían ayudado a él. “Sé lo que es pasar por situaciones difíciles y me prometí que si lo superaba, también ayudaría a otros como lo hicieron conmigo”, cuenta el empresario baionés con emoción.

Sin embargo, este esfuerzo no es sólo suyo. La iniciativa solidaria del Abrente, que ofrece un menú diario a base de doce primeros y otros tantos segundos por 13,95 euros, es un proyecto familiar en el que participan activamente sus padres, Salvador y Mari Ángeles, de 75 y 70 años respectivamente, así como su esposa Diana y sus hijos, Diego, de 9 años, y Benjamín, de 13, que «primero estudian y luego nos ayudan, porque para mí educarlos en valores es fundamental», señala.

Los niños ayudan empaquetando los menús solidarios, pero su implicación va más allá: también fabrican velas, cuya venta contribuye a la financiación de las comidas solidarias. Además, en las celebraciones de los cumpleaños, se disfrazan y animan a los niños, transformando un simple evento en una experiencia llena de alegría y esperanza.

Este espíritu altruista se acentúa especialmente en épocas festivas. Para la próxima Nochebuena, la familia Martí ha decidido preparar una cena especial para unas 60 personas en situación de vulnerabilidad. «Será una noche en la que serviremos menús a base de langostinos, churrasco, pan, queso manchego y polvorones, y, en Fin de Año, repetiremos pero con cotillón y uvas de la suerte, además de en Reyes con roscón», explica el empresario, quien quiere agradecer a los cinco voluntarios que esos días ayudan a repartir los menús.

Así, en cada plato que sirve el restaurante Abrente de Baiona, queda patente que ayudar es el mejor ingrediente para construir un futuro más solidario.