Una cigüeña blanca ha sorprendido el pasado domingo a uno de nuestros lectores. Fermín Díaz paseaba por el estuario de A Foz do Miñor cuando vio el ave en medio de la laguna con la marea baja.
“Me llamó mucho la atención. Estaba metida detrás de unos matorrales y comenzó a andar y a comer. Cogí mi cámara y le saqué unas fotos, comiendo y volando. Fue un espectáculo tremendo”, explica Fermín Díaz, un amante de la fotografía y de la naturaleza que suele hacer fotos en esta parte de la desembocadura del río Miñor y nunca vio un ejemplar de cigüeña en A Foz.
Donde sí suelen observarse últimamente es en la zona de O Baixo Miño, sobre todo en Tomiño y Tui. En mayo de 2017, una pareja de cigüeña blanca anidaba en la copa de una palmera de una casa particular de Areas, Tui, deleitando de esta forma a los vecinos con unas imágenes a las que no estaban acostumbrados.
Tres años más tarde, en febrero de 2020, cinco ejemplares adultos de cigüeña blanca visitaban Estás, en Tomiño, posiblemente para reproducirse. Así nos lo indicaba por entonces Manuel Sobrino, un joven de A Guarda apasionado y estudioso de la naturaleza y quien documentó la estancia de las aves en la parroquia tomiñesa. “He podido documentar el regreso de la feliz pareja y su espectacular ceremonia de salutación, entre crotoreos y posturas imposibles”, señalaba el joven en su blog de “El Naturalista Cojo”.
La estampa de la cigüeñas ha sido intermitente durante las últimas décadas en O Baixo Miño. Hasta la fecha utilizaban este entorno como lugar de paso en sus largos vuelos migratorios. El estuario del río Miño era uno de sus lugares predilectos para reponer fuerzas.