CEDIDA

Un camino de 50 metros de largo y no más de 2,25 de ancho preocupa a los vecinos del barrio Camesella, en la parroquia de San Pedro de A Ramallosa, Nigrán. Es el único acceso a sus viviendas y han salido a la calle con una gran pancarta en la que se plasma su problemática, “Camesella: catorce casas sin camino de acceso que cumpla servicios mínimos”.

Indican que, «si un día hay un incendio en una casa, un camión de bomberos no puede acceder a sofocar las llamas debido a la estrechez del camino. ¿Y luego a quién reclamamos?», se preguntan. Por eso, piden que se amplíe un metro más expropiando a un vecino que tiene una gran extensión de terreno.

Pero el problema de estos vecinos va más allá, porque no sólo afecta a los camiones de bomberos, sino también a los servicios sanitarios como las ambulancias. “Hace quince días que tuvo que venir el 061 porque mi hija se puso mal con una gastroenteritis. Menos mal que era una noche tranquila y no llovía porque la ambulancia no pudo pasar y el propio técnico que llevaba a mi hija en la silla me dijo: “Menos mal que no tengo que llevarla inmovilizada, si no, ¿a ver cómo la iba a transportar?”, explica Silvia Costas, una de las vecinas afectadas.

Afirman que sus coches sufren rascazos o pérdidas de algún retrovisor con demasiada frecuencia y los familiares o amigos que los van a visitar tiene que dejar sus vehículos lejos “porque les da miedo cruzar este tramo”, sostiene Urbano García.

Aseguran que llevan doce años reclamando al Concello, “desde la época de Alberto Valverde, pero ningún gobierno local nos ha dado solución”. “Visto que no se hace nada, estamos decididos a seguir luchando para que se nos mejore este problema”, comentan cansados de que nadie los escuche y les dé una solución.

María del Carmen Gómez afirma que tuvo que ir a rehabilitación durante tres meses y medio y que, “como la ambulancia no podía pasar y usaba muletas, tenía que ir mi hijo con el coche para llevarme los interminables 50 metros a la ida y a la vuelta hasta el vehículo médico”. Hace poco fue otra ambulancia a recoger a su tía de 93 años “y tuvimos que sacarla un día de lluvia en camilla hasta después del camino. Es una tristeza y una vergüenza”, apunta.

Juan Ramón Fernández se mudó a este barrio hace año y medio y nunca pensó que tenía que llevar a mano las cajas y los muebles los últimos “50 metros” porque el camión de mudanzas no podía pasar. “Nunca pensé el calvario y los dolores que tuve después de hacer la mudanza, ese día quedé molido. Ya rasqué dos coches desde entonces y, a nada que te descuides, pierdes el retrovisor”, asegura.

Ya han pedido un presupuesto a una empresa privada que asciende a 13.000 € para ampliar el camino y así poder disponer de unos servicios mínimos básicos «como ambulancias, camiones de bomberos o de protección civil, pero de momento, y después de 12 años, el Concello aún no ha tomado medidas”, rematan.