Pablo ya está de vuelta de su viaje a Etiopía. Este bombero del GES de O Val Miñor, partió el pasado 25 de septiembre de A Coruña en una furgoneta del parque de Bomberos de la ciudad gallega hacía el aeropuerto Madrid-Barajas Adolfo Suárez, donde tomó un avión rumbo a Addis Abeba en una misión solidaria con la «Asociación Participa para la Inclusión Social».
En su instancia en el cuerno de África, Pablo vivió en primera persona las necesidades de uno de los países más pobres del planeta. Con él, otros cuatro voluntarios conformaron el equipo humano que durante diez días repartieron solidaridad a personas necesitadas.
“Llevamos a la capital de Etiopía material de rescate y trajes de intervención para los bomberos de Addis Abeba (donados por el parque de Bomberos y el Consorcio Provincial de Incendios de Coruña), leche infantil y juguetes para bebés del orfanato Kibebe Sejhai, ropa, camisetas, cuerdas y dinero, todo ello donado por personas anónimas que quisieron aportar su granito de arena a la causa”, señaló el voluntario.
Allí, y con ayuda de un electricista voluntario, realizaron la instalación eléctrica del orfanato. “Instalamos focos, enchufes y luces, para que el inmueble tenga la mayor seguridad posible y evitar así algún percance. Al mismo tiempo formamos a los bomberos de la capital etíope en intervención de rescate”, indicó Pablo.
“Fue una experiencia muy enriquecedora y fructífera. No se me ocurre una manera mejor para viajar, porque al final, ir a un sitio en el que ayudas a personas necesitadas está muy bien, además, el ambiente con el que vas es súper solidario”, afirmó el bombero del GES, quien reconoce que le gustó mucho “el conectar con gente que vive tan lejos, en unas condiciones tan diferentes y con problemas tan distintos a los nuestros que te das cuenta que los seres humanos somos solidarios con personas necesitadas. Nos han acogido con las manos abiertas a pesar de que van muchos blancos a adoptar niños, eso es para ellos como si nos llevásemos su futuro”.
Pero detrás de toda buena causa sigue habiendo manos corruptas que se aprovechan de la situación. “Si una persona manda 1.000 euros, allí llega tan sólo una pequeña cantidad, el resto se queda por el camino en manos de personas corruptas en un país muy pobre, por eso es mejor que uno viaje a Etiopía y así se asegura de que el dinero, la ropa o los alimentos llegan a su destino”, explicó.
Tras esta nueva experiencia, Pablo ya está pensando en volver de nuevo a Etiopía. “Ya hemos supervisado otro colegio para el siguiente viaje. Además, la Asociación Participa seguirá trabajando en el orfanato en el futuro con más proyectos”, finalizó el voluntario.