La guerra de Ucrania nos ha sobrecogido a todos. Las imágenes que nos llegan cada día muestran un país completamente destruido por los continuos bombardeos del ejercito ruso, una destrucción de la que huyen millones de personas hacia Europa buscando una nueva vida, dejando atrás a familiares que luchan, sobretodo con el corazón, por su tierra.
Conmocionados con lo que está ocurriendo en el país de la Europa del Este, las Comunidades de Montes de Mougás, Pedornes, Santa María de Oia, Loureza y Burgueira, en colaboración con el Concello de Oia, han unido esfuerzos para acoger a 18 refugiados ucranianos para que comiencen una nueva vida en la localidad, lejos de la guerra.
Son diez mujeres (madres y abuelas), siete niños, con edades comprendidas entre los 15 meses y los 13 años y un varón, marido de una de ellas y no ucraniano. Llegaron este viernes por la noche y aquí les espera una casa en Mougás con siete habitaciones, tres baños y cocina. “De momento han venido 15 personas desde el País Vasco. Las otras tres vendrán en los próximos días. Están alojadas en un hotel y un albergue de la localidad porque la casa aún la está adecentando el dueño, pero en unos días ya podrán instalarse”, señala Venancio Miniño, presidente de la Comunidad de Montes de Mougás.
Una llamada desde el País Vasco les dio la oportunidad de ponerse manos a la obra. «Un amigo mío vasco que se casó y residía en Kiev se quedó diez días en Polonia ayudando a que la gente pudiera escapar, pero cuando ya se iba a volver él para el País Vasco, a donde antes había evacuado a su mujer y su hija, llegó a la frontera otro grupo de 18 personas a las que no podía dejar allí, así que alquiló furgonetas y las trajo«, explica Miniño. Ese amigo llamó a Oia desde el País Vasco y el 12 de marzo comuneros, vecinos y Concello acordaron comenzar el proceso de acogida.
“Cada Comunidad de Montes ha puesto 3.000 euros y el concello, que está pendiente de la aprobación del presupuesto, pondrá otro tanto o más, por lo que disponemos de unos 20.000 euros para el alquiler de la casa, el transporte desde el País Vasco, una primera compra de alimentos y productos de higiene para que empiecen hacer vida y un profesor de español durante dos meses para formarlos y así superar la barrera del idioma. La idea es integrarlos para que después se puedan ganar la vida como cualquier otra persona”, explica Miniño.
Los niños comenzarán las clases en el colegio Mestre Manuel García de Oia después de Semana Santa y los adultos, en cuanto aprendan un poco el idioma, ya tienen trabajo ofrecido por empresarios de la comarca.
“Se están haciendo colectas populares en todas las parroquias. Comenzamos por Mougás, en la Casa de la Cultura, ya que la Asociación de Vecinos está muy bien organizada y se ha volcado. Se necesita sobre todo alimentos, pastas, patatas, leche, potitos de bebés, pan, huevos etc. y productos de higiene. Tenemos que darnos cuenta que es gente que viene sin nada, con una mano delante y otra detrás”, señala.